Es complicado hacerse a la idea de vivir en nuestro planeta sin luz eléctrica. En la actualidad, la mayor parte de las ciudades están conectadas 24 horas al día a este suministro.
Este constante consumo plantea serios problemas, ya que gran parte de esa electricidad es obtenida gracias al uso de combustibles fósiles. A nivel global, más del 20% de la energía que generamos se usa para iluminar y, como consecuencia, estamos generando tres veces más dióxido de carbono que toda la industria aeronáutica.
No podemos renunciar al uso de la electricidad a pesar de sus consecuencias negativas; incluso las Organización de las Naciones Unidas ha reconocido que la luz es un derecho humano básico, tal y como son la alimentación, vivienda, educación y salud. Pero gracias a la evolución de la ciencia, científicos e ingenieros han desarrollado una alternativa “ecológica”: el LED.
Un diodo emisor de luz, reconocido por su acrónimo (LED), es una fuente de luz construida por un material semiconductor dotado de dos terminales. Los primeros ledes fueron fabricados en los años 60 y se usaron en los equipos electrónicos como lámparas indicadoras en sustitución de las clásicas bombillas. Sin embargo, no ha sido hasta hace muy poco, que se ha puesto todo el empeño para el desarrollo y provecho de esta tecnología.
Los últimos avances en su diseño conllevan que pueden suplantar los ya obsoletos focos de filamento en la mayoría de espacios. Las ventajas que ofrecen estos pequeños diodos son muy amplias, destacando un menor consumo de energía, una vida útil más larga, una robustez física mejorada, un tamaño mucho más reducido, y la posibilidad de fabricarlos en múltiples colores del espectro visible de una forma más definida y verificada.
Como todas las innovaciones tecnológicas, con el paso del tiempo se irá perfeccionando su rendimiento y uso, de manera que en cuestión de pocos años, podrían llegar a ser 10 veces más eficientes que los focos convencionales.
Puede que la tecnología LED no salve al mundo, pero sin duda es un gran avance para intentar devolver a la Tierra su lado más sostenible.
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